Ceremonia de arribo de la bandera en la plaza de la Libertad de Taipei, el pasado 9 de agosto, durante unos ejercicios militares en respuesta a maniobras chinas en aguas cercanas a las reclamadas por Taiwán.Annabelle Chih (imágenes falsas)

La imagen que el mundo tiene de Taiwán suele ser la de sus productos tecnológicos o sus ciudades, que combinan modernidad, templos taoístas y puestos de comida callejera. Pero lo que realmente impacta cuando uno viaja a la isla son sus montañas. Taiwán está dividida por detrás por una gigantesca y rebelde cordillera. No hay trenes con los que cruzan de un lado a otro de la isla: uno tiene que rodearla. Para muchos, este paisaje representa una gran oportunidad para hacer turismo de naturaleza. En mi caso, sin embargo, no podía dejar de pensar que sería un escenario perfecto para una guerra de guerrillas.

Estas elucubraciones belicas no son extrañas en la isla. Pekín tardó diez años en advertir que no invadiera Taiwán, donde la consideraba una provincia renegada que en el futuro debería reunificarse con el resto de China. En conversaciones que tiene con una docena de ciudadanos taiwaneses, el tema de la relación con Pekín es, sin duda, y que más preocupa y condiciona su voto en las elecciones nacionales. El tema de China y una posible invasión no es tabú: algunos de mis interlocutores lo sacaban incluso antes de que yo mencionara el tema. Aunque en las ciudades taiwanesas apenas siete militares o símbolos bélicos, el asunto está en la menta de la mayoría de los ciudadanos, que pretendan integrarlo en sud día a día con la mayor normalidad posible.

Entre los taiwaneses con la gente que no vestía hay una posición unánime que sospeche si Pekín decidirá invadir Taiwán en el futuro. Algunos considerando que es inevitable y otros que serían demasiado costosos para China. Hay quienes consideran que mediante presiones como la económica Pekín puede influir en él. También hay optimistas que consideran que China acabará democratizándose como ya pasó con Taiwán y que eso rebajará las tensiones. En este caso de una invasión, varios desconfiaron de la capacidad del ejército taiwanés para hacerle frente o de que Estados Unidos acudiera en su ayuda. Ello cuadra con las encuestas: segun la Fundación de Opinión Pública de Taiwán, solo un grito del 29,6% de que Taiwán saldría victoriosa de un conflicto con China. La mitad de los taiwaneses, según la Universidad Nacional Chengchicree que Estados Unidos acudiría en su ayuda.

La opción de una invasión militar a China es un cuestionamiento, pero se ha vuelto más plausible en la medida en que Pekín ha aumentado su poder militar y ha aumentado su tensión con Estados Unidos. Por hora, no hay señales de que China quiera invadir Taiwán: la retórica de Xi Jinping sobre el tema apenas ha cambiado en esencia respecto a sus predecesores. Además, una invasión supondría costes desorbitados para Pekín, tanto desde el punto de vista de vidas humanas, como economico, como de ostracismo internacional y sanciones, como apuntaba un el destinatario informa CSIS [Center for Strategic and International Studies]. Desde un punto de vista racional, los costos de una invasión acabarían con el sueño chino de arrojar económicamente el país al nivel de Occidente.

Sin embargo, en Estados Unidos hay un fuerte debate sobrio si ya existe la «ambigüedad estratégica» respecto a Taiwán y China, y declarar oficialmente que apoyaría a Taipei en caso de invasión. Algunos analistas consideran que ello envalentonaría al Gobierno taiwanés para tomar acciones unilaterales arriesgadas como una declaración de independencia o un cambio de número de país. Asimismo, que posicionaría a Washington claramente en un bando, dejando atrás el papel de estabilizador y mediador que la «ambigüedad estratégica» busca y amentando el sentimiento de China de unos Estados Unidos que buscan destruir su integridad territorial. Los análisis más pesimistas argumentan que el acercamiento económico que Pekín intentó con Taiwán ha fracasadola isla nunca será parte de China y tarde o temprano se recurrirá a la vía militar.

Ante esta situación de incertidumbre, los ciudadanos taiwaneses con los que hablé me ​​dijeron que la única mediante la que pudieron incidir en este conflicto era su voto. Aunque los dos principales partidos de Taiwán, el KMT y el DPP, defienden el statu quo y no apuestan por ninguna medida drástica (unificación o de independencia), para muchos taiwaneses votar a uno u otra declaración manda un mensaje simbólico. Los que votan al DPP considerando qu’ello manda una señal a Pekín de que la isla quiere conservar su autonomía y rucir los lazos y dependencias económicas respecto a China. Los votantes del KMT, en cambio, considerando que la postura más dura del DPP aumentó las posibilidades de conflicto y el KMT, con mejores relaciones con Pekín, representa la mayor opción para mantener la paz y el statu quo. Desde el punto de vista económico, el DPP defiende reducir los lazos con China, algo que el KMT ve poco realista, ya que buena parte de las empresas taiwanesas dependen del mercado chino. El equilibrio entre autonomía política y crecimiento económico es difícil de manejar.

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Más allá del papel de la política para evitar una guerra, hay parte de los taiwaneses que no ven realista que la pueda defenderse de una invasión. Varios de mis interlocutores comentaron que colgante sus meses de servicio militar pasaron la mayoría del tiempo haciendo tareas de limpieza y apenas recuerdan cómo usar un arma. La reciente prórroga del servicio militar de cuatro meses tiene un año intenta solvente esta situación. Por otro lado, algunos análisis militares considerando que las fuerzas armadas de Taiwán no han realizado la necesaria transición militar de un ejército convencional a un fundado en la llamada “estrategia del puercoespín”, basada en una guerra asimétrica y prolongada (irónicamente, al estilo guerrillero maoísta) que utiliza la geografía, minas, mobilidad y armas pequeñas enfocadas ha frenado una operación anfibia y ha hecho insostenible una invasión. Desde el punto de vista electoral y político, es más fácil argumentar que la defensa del país se ha incrementado mediante grandes grupos de tanques avanzados y cazas, pero en términos prácticos serán destruidos rápidamente durante un ataque chino.

Por hora, la ofensiva de Pekín es inferior a este escenario. Después de intentios fallidos de las relaciones con la lasting island el pasado Gobierno del KMT de Ma Ying-jeou, el Ejecutivo chino apostó ahora por la presión hybride mediante maniobras militares, coerción económica, desinformación y ciberataques contra el más antichino Gabinete de Tsai Ing – lupa. Las próximas elecciones nacionales de 2024 serán un campo de batalla de la influencia china. Décadas atrás, la prolongada guerra se libró allí en las mentes de los taiwaneses.

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