Al evocar a su hermana pequeña, Florence Claudel no puede ocultar su admiración y su orgullo: “No creo que se dé cuenta del alcance que puede tener. » Delphine, 3 años y medio menor que ella, se convirtió, el 8 de enero, en la primera francesa en ganar una etapa de la Copa del Mundo de esquí de fondo. Tras una última subida de más de veinte minutos, con pendientes que alcanzaban el 30%, ganó en la cima del Alpe Cermis, en Val di Fiemme (Italia). Antes que ella, la mejor actuación francesa se remonta a 2013, con el segundo puesto de Aurore Jean en el sprint libre, en Sochi (Rusia).

Casi dos meses después de esto «gran felicidad» el esquiador de fondo de 26 años ya mira hacia el futuro. «Es solo el comienzo, quiero más», ella explica. Empezando por una medalla en el Mundial, que tendrá lugar en Planica (Eslovenia) hasta el 5 de marzo. El skiatlón -comenzando en estilo clásico, cambiando esquís a la mitad para terminar en estilo libre- el 25 de febrero, y los 10 kilómetros estilo libre el 28 de febrero, son sus principales objetivos.

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Aunque creció en las montañas de La Bresse (Vosges), cerca de la frontera con Alemania, el esquí de fondo estaba lejos de ser obvio para Delphine Claudel. De niña era un poco varonil, le gusta moverse y practica… atletismo. Fue solo en la universidad que descubrió el esquí de fondo, gracias a unos amigos. Luego se unió a la sección de esquí del establecimiento y luego a la escuela secundaria La Haie Griselle, en Gérardmer, para su polo Hope. Antes de instalarse en los Alpes, donde es » más práctico « para formarse y donde puede continuar sus estudios gracias al programa Inter’Val de la Universidad de Grenoble Alpes- ha validado una licencia de Staps, que forma la profesión de profesor de deportes, en siete años, con un horario adaptado.

Sus padres, “nada deportivo”darle carta blanca. “Nunca ponemos condiciones, la dejamos juzgar su desempeño, explica Michel, hijo padre. Desde que era pequeña confiamos en ella. Muy rápidamente, Delphine Claudel mostró su determinación y su confianza. Entre las menores, antes de su primer encuentro contra la gratinada francesa, su padre le advierte que la victoria es incierta. » Ella me respondió ojo por ojo: «Si mi entrenador me lleva allí, es para ganar», él dice. Y ella ganó »

“Extremadamente perfeccionista”

Esta fuerza de carácter le permite subir la escalera «paso a paso, paso a paso», explica Thibaut Chêne, quien lo acompañó durante ocho años como entrenador de la selección femenina de Francia. “Cada temporada es mejor que la anterior. Tengo una progresión lineal”, se alegra por su parte la Vosgienne. Su colaboración acabó tras los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 y un amargo séptimo puesto en los 30 kilómetros libres. “Estábamos orgullosos y decepcionados, recuerda Thibaut Chêne. En un plató lloró. Fue el epítome de todos esos años. »

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