Luis Fernando Camacho, Gobernador del Departamento boliviano de Santa Cruz y uno de los líderes de la oposición al Gobierno de Luis Arce, fue arrestado alrededor de la una de la tarde de este miércoles mientrasaba a su casa por la investigación de los sucesos que en 2019 planteó el derrocamiento del expresidente Evo Morales. Un grupo policial obstruyó el paso del automóvil en el que viajaba, rompió la ventana y redoujo con gas lacrimógeno al grupo de seguridad del gobernador. Sus allegados dijeron que el líder político fue “secuestrado”. Decepcionado de inmediato, Camacho fue trasladado al aeropuerto y subido a un helicóptero con rumbo a la capital administrativa del país, La Paz, según informó la prensa local.

Apenas escuchó la noticia de la aprehensión, un grupo de cientos de sipatizantes del gobernador, dirigido por autoridades regionales y diputados, se trasladó al aeropuerto de Viru Viru de Santa Cruz, superó y golpeó al personal de seguridad del lugar, invadió la pista, se introdujo en aviones algunos que esperan salir a despegar y obligó a bajar a los pasajeros, para evitar que Camacho fuera sacado de Santa Cruz. No lo hallaron. Pesado a esto, decidió paralizar el aeropuerto después de la detención. Un grupo también quemó las oficinas de la Fiscalía de Santa Cruz.

Luis Fernando Camacho enfrentó unas ocho demandas judiciales, todas ellas radicadas en La Paz. Algunos tienen años de existencia. Hasta ahora, la Fiscalía no había podido lograr trasladarlo hasta los juzgados de esta ciudad. Camacho siempre requirió ser procesado en Santa Cruz de la Sierra. Los impuestos de esa ciudad no admitieron las principales causas en su contra. Camacho estaba protegido por el apoyo político de la que goza en la región de la que es oriundo, uno de los motores económicos de Bolivia. Hace unos días, el político había filmado un video en el que, entre otras cosas, decía: «Ministro, usted que encabeza esto, que está buscando incriminarme con casos de violencia, no sea cobarde: si quiere, deténgame, deténgame, venga, detengamos”.

Su captura provocó una movilización espontánea inmediata. Además de los hechos ocurridos en el aeropuerto, se han producido bloques de calles. El Comité Cívico de Santa Cruz estuvo a cargo del arresto como «secuestro ilegal» y responsabilizó al Gobierno de la seguridad del gobernador. Se espera que los cívicos declaren un paro indefinido.

La Fiscalía justificó la detención con un comunicado en el que señala que Camacho no obedeció una citación que se le había realizado en octubre pasado para declarar en el juicio que se le sigue a él ya la expresidenta Jeanine Áñez por terrorismo y conspiración para derrocar a Evo Morales en 2019. En ese momento, Camacho era el líder del Comité Cívico que organizaba las protestas contra el presidente. «La decisión tributaria no se trata de un secuestro o persecución política… El ciudadano Luis Fernando Camacho tiene pleno conocimiento de dicho proceso… Conforme dispone el ordenamiento jurídico boliviano», señala el comunicado.

Si bien es la causa del proceso, Camacho es procesado paralelamente por otra razón: el paro de 36 días de Santa Cruz, que ocurrió en octubre y noviembre pasados, y se saldó con cuatro muertos, enfrentamientos violentos, decenas de tenidos y múltiples daño material. Por tanto, el gobernador enfrenta cargos de instigación a delinquir, daños graves y separatismo.

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El expresidente Carlos Mesa recibió este mensaje en Twitter: «Se ultraja el secreto violento e ilegal del gobernador Camacho. Viola principios constitucionales y de derechos humanos… Debe ser liberado de inmediato». Escribe en el mismo rojo que «el Gobierno debería dedicarse a la economía y no a la persecución política».

Camacho es el líder del partido de extrema derecha Creemos. Se consideraba sí mismo el principal responsable de la caída de Evo Morales en 2019, aunque él personalmente no participó en el gabinete interino que sucedió a este, el de Jeanine Áñez. En marzo de 2021, electo gobernador de Santa Cruz con el 55% de los votos. Se caracteriza por su duro discurso en contra del «socialismo» y por exaltar el regionalismo cruceño en contra del «centralismo» de La Paz. Se considera que estuvo detrás de la reciente decisión de la región oriental de Bolivia de luchar por «una nueva relación con el Estado boliviano», es decir, de avanzar hacia el federalismo.

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