Historia de un concepto. En la Bourse des expressions en vogue, la “narrativa” – forma sustantiva de la palabra y transposición, juzgada » a evitar « por la Academia Francesa, del inglés narrativo – está en lo más alto. Ya presente en la última década en el léxico político, así como «agenda» y «software», la palabra es objeto de una exposición particular con la invasión de Ucrania a través de la oposición, en el espacio mediático planetario, entre el «Kremlin narrativa” destinada a transmitir la ficción de una Rusia que actúa en defensa propia y la del campo pro-ucraniano.

Más allá de esta tragedia, el uso de este término se ha extendido a todos los temas, desde la cuestión de las pensiones hasta la de las formas de presentar la emergencia ecológica. Preguntarse cómo pudimos prescindir de él antes…

Si «narrativa» apareció a principios de la década de 1970 en los archivos de la Mundo, se limita entonces al contexto artístico y cultural. Fue a partir de la década de 1990 que pasó al campo del comentario político donde, en la década de 2010, se hizo cada vez más común.

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El ejemplo extremo de Ucrania, que consagra la narrativa como instrumento de guerra híbrida, lleva a preguntarse qué la distingue de la propaganda clásica o la desinformación, noción propagada a finales de los años 80 por el diestro escritor Vladimir Volkoff (quien así visitó la KGB) antes de conquistar todo el espectro político. Aunque se produzcan superposiciones, la narración no encaja en estas categorías, ya que “solo” cuenta una historia. Salvo que esto remite precisamente a otra noción consagrada: el storytelling, o el arte de hilar, con el sesgo necesario, un relato optimizado al servicio de una causa, ya sea personal, económica o política.

“Nada en el mundo es más poderoso que una buena historia. Nada puede detenerlo, nada puede deshacerlo”escribe el crítico estadounidense Peter Brooks en su libro Cautivado por la historia. El uso y abuso de la narración (Libros de revisión de Nueva York, 2022). Narrativa y narración «centrada en el mismo orden de fenómenos» y se superponen hasta el punto de ser casi intercambiables, confirma Christian Salmon, investigador y autor de Storytelling, la máquina de hacer historias y formar mentes (La Découverte, 2007), una obra que se ha convertido en un clásico de la comunicación.

Brechas para llenar

Para diferenciarlos a pesar de todo, uno estaría tentado de ver en la narración una variación detallada de la narración, inventada en el lugar para responder a una situación específica… ¡Ay! » Es lo contrario, rectifica el investigador, el relato es el gran relato envolvente y el relato, su variación. » Los dos componentes de un relato movilizador, capaz de conjurar el desprestigio que amenaza todo discurso político.

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