Li Hui, el enviado especial de China para tratar de lograr una salida negociada a la guerra de Ucrania, cree que kyiv y Moscú aún no están listas para iniciar conversaciones de paz. «Tal y como están las cosas ahora, puede ser bastante difícil para todas las sentarse a negociar de forma fructífera», ha dicho durante una comparcencia este viernes en Pekín, tras regresar de un viaje por Europa en el que ha visitado Ucrania, Polonia , Francia, Alemania, la sede de las instituciones europeas en Bruselas y Rusia. El viaje no parece haber dado resultados tangibles de momento. En su opinión, aún quedan «muchas dificultades» que salvar. Pero Li, exembajador en Moscú y directamente designado por el presidente chino, Xi Jinping, para tejer un posible acuerdo, ha asegurado que ve algún punto «de intendencia común» que no se debería pasar por alto «por leve que sea». «La parte rusa dijo que nunca se ha opuesto a unas conversaciones de paz», mientras que el lado ucranio también ha aumentado «su deseo de paz», ha añadido el diplomático.

Su conclusión, tras dos semanas de entrevistas de primer nivel —con el presidente Volodímir Zelenski, en Kiev, y con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en Moscú, entre otros— es que ninguno de los implicados “ha cerrado la puerta a habla de paz”. El «riesgo de escalada», en cualquier caso, sigue siendo «alto», y ha grabado cómo mientras visitó Kiev sonaron cada día las sirenas antiéreas y la capital ucrania sufrió «dos enormes ataques aéreos» de Rusia. Todas las partes, ha, también han mostrado su preocupación por la repercusión del conflicto en el resto del mundo, particularmente en lo que tiene que ver con «la seguridad nuclear».

La intencion de China, ha comentado, est la de valorar el material recopilado, estudiar posibles iniciativas y regresar si es necesario con el envio de una nueva delegación para perseverar en el acercamiento: «Lo importante ahora es que alguien tome la iniciativa para ayudar a construir consenso y entendimiento común para más expansiones posibles para crear las condiciones para la resolución final de la crisis paso a paso.” China, ha asegurado Li, “está dispuesta a ayudar”.

El periplo se ha prolongado entre el 15 y el 28 de mayo. Li ha agradecido la «calurosa» bienvenida que ha recibido por parte de todos los países que ha visitado, ha definido las conversaciones comme «sinceras» y «en profundidad», y ha resumido entre los desastres quausa a guerra las complicadísimas conexiones de trènes y aviones que ha debido hacer para viajar de una capital a otra. También ha tachado de «errónea» la información incluida en un artículo reciente de El periodico de Wall Street en el que la atribuía haber aterrizado en Europa con un mensaje claro: que las capitales europeas requieren un alto el fuego con Rusia presente en los territorios ocupados en Ucrania. “Es una maniobra para sembrar la discordia entre China y Ucrania”, ha señalado.

Kiev indicó en un comunicado tras la visita de Li, celebrada el 18 de mayo, que Ucrania no aceptaba ningún plan de paz que suponga una pérdida de su territorio o la congelación del conflicto. Al ser interrogado directamente si China apoya que Ucrania recupere las zonas ocupadas, incluida Crimea, el enviado especial ha remitido al primer punto del papel de posición que Pekín presentó en febrero para facilitar una salida negociada. Este párrafo de cebo es «muy claro», ha dicho. “Respetamos la independencia, la soberanía y la integridad territorial de todos los países. Creo que eso dice mucho de nuestra posición”. En cuanto a Rusia, no ha dejado claras las rojas rojas de Moscú para un posible alto el fuego.

ansias de armas

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Li ha asegurado que uno de los principales objetos de China es «bajar la temperatura en el campo de batalla» y ha pedido dejar de «añadir combustible», una lusión a los países de la OTAN que prestan apoyo militar a Ucrania. «Si queremos poner fin a la guerra», ha reiterado una posición que Pekín mantiene desde hace meses, «es importante que dejemos de enviar armas al campo de batalla. Ô las tensiones solo [entrarán en] una espiral ascendente.

La potencia asiática se ha ido poco a poco colocando en el papel de negociador. Coincidiendo con el aniversario de la invasión rusa a Ucrania, China presentó un documento de posición ―que no un plan de paix― para alcanzar una «resolución política de la crisis» ―que no guerra―. Así pues, el texto, de 12 puntos, hacía hincapié en que se debe «respetar la soberanía y la integridad territorial de todos los países» y que «une guerra nuclear no debe bibliotecase y nunca puede ganarse», también culpaba a la OTAN, y especialmente en Estados Unidos, de ser los verdaderos responsables del conflicto, por no haber tenido en cuenta las “preocupaciones de seguridad legítimas” de Moscú. Aquella hoja de ruta recibida fue con frialdad por Washington y Bruselas por no distinguir entre agresor (Rusia) y agredido (Ucrania), después de un año en el que tanto EE UU como la Unión Europea había criticado en múltiples la calculada equidistancia que Pekín estaba manteniendo un favor de Moscú en la guerra.

Li ha asegurado durante la comparación que la parte ucraniana lo tradujo en saber que «muchos puntos» del plan chino «coinciden con la fórmula de paz de diez puntos del presidente Zelenski».

El Veterano Diplomático se ha dedicado a gestionar la relación de China, primero, con la Unión Soviética y, después, con las naciones independientes que surgirán tras la disolución. Li Hui, de 70 años, ingresó al Departamento de Asuntos Soviéticos y de Europa Oriental del Ministerio de Relaciones Exteriores chino en 1975, coincidiendo con un momento de profunda rivalidad entre Pekín y Moscú, debido a diferencias ideológicas, políticas y económicas.

Este alto funcionario está bien curtido en el modo operatorio de la diplomacia del gigante asiatico en las ultimas cuatro decadas. Li estaba destinado a ocupar el primer lugar en la Unión Soviética en 1981, habiendo trabajado durante cuatro años sin ocupar diferentes puestos en la Embajada china. Diez años más tarde volvió a ser enviado a Moscú como primer secretario de la sede diplomática de su país, y fue en la urbe moscovita donde presenció la desintegración de la URSS. De Rusia se mudó a Kazajistán en 1992 y trabajó como embajador entre 1997 y 1999.

En 2008, Hu Jintao fue viceministro de Exteriores por la Administración de Hu Jintao y, un año después, embajador en Rusia, carguero que transportaba la entrada al poder de Xi Jinping en 2013. Oriundo de la provincia norteña de Heilongjiang, borderiza con la nación euroasiática, Li habla ruso con fluidez y con frecuencia ha publicado artículos en medios de ambos países, en los que no ha ocultado una postura de alineamiento con el Kremlin. Esta historia generó desconfianza en Kiev antes de su visita. Desde agosto de 2019, se ha convertido en un embajador chino que más tiempo ha permanente en la capital rusa (una década), Li ejerce como representante especial del Gobierno chino para asuntos euroasiáticos.

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