Trescientas golondrinas azules en vuelo inmóvil bajo los techos de cristal de Burlington Arcade, en Londres, en 2017, y, al año siguiente, en esta misma galería comercial del elegante barrio de Mayfair, un jardín colgante de 20 metros de largo, del que caen multicolores brazadas de hortensias, rosas, anémonas, glicinias, lirios, gloria de la mañana… Un prado florido de 3 por 2 metros en Venecia, en 2022, para el Evento Homo Faber, abriendo la artesanía del Arte a nivel mundial… Las instalaciones de papel de Mathilde Nivet emanan una dimensión poética que su delicada, frágil y efímera producción multiplica por diez.

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Este material llegó por casualidad a las hábiles manos de este artista de papel –una de las más renombradas de Francia–, mientras seguía un BTS en arte textil y estampación en Duperré, la escuela superior de artes aplicadas. “La maestra nos había pedido que hiciéramos una pasta, una textura, y que trabajáramos. El día anterior al renderizado no había encontrado nada. Tomé una hoja de papel de escribir que corté en pedazos, que luego doblé, mastiqué, arrugué…” Contra todo pronóstico, el profesor valida estos experimentos de última hora. “Por primera vez consideré el papel como material. Me intrigó y me atrapó y, a partir de ese momento, comencé a interesarme por él. »

Eligió el correo como tema de su diploma. Colecciona sobres, los escanea y los asocia, los despliega, los serigrafia, compone edredones y corta encajes de papel. Mathilde Nivet continuará sus estudios en moda y medio ambiente DSAA (diploma superior en artes aplicadas), siempre en Duperré.

La artista Mathilde Nivet, en su estudio, en París, 28 de abril de 2023.
Piezas destinadas a una exposición en la Maison des arts d'Antony.

En 2007, tras dejar este laboratorio, la falta de producto en el diseño textil la animó a apostar por el papel, con el que desarrolló una especificidad y una identidad. “Estábamos saliendo de una fase de fascinación por lo digital, el diseño por computadora, Photoshop. He llegado al momento del cambio, de volver a la creación de lo tangible, del tacto. »

Stefan Sagmeister, tipógrafo, diseñador gráfico y director de arte, ilustra este renacimiento de la materialidad en la imagen: el rostro de Lou Reed cubierto de caligrafía en la portada de Establecer el tambaleo Crepúsculo (1996), es él, y representa una figura inspiradora para el joven graduado. «No tanto plásticamente como en el estado de ánimo», ella especifica.

Uno de sus primeros trabajos fue diseñar una escenografía para el Musée de La Poste de París. “En aproximadamente un metro de altura, se trataba de representar toda la calle con este edificio. ¡Una realización que me parece hoy bastante incómoda! », divirtiéndose Mathilde Nivet. Con tan solo 40 años, ahora divide su actividad entre la escenografía de escaparates o eventos para prestigiosas casas de lujo y el diseño de escenografías y complementos de sesiones fotográficas o filmes para campañas publicitarias.

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