Europa mira con preocupación la nueva escalada de tensiones entre Serbia y Kosovo, que ha alcanzado un nuevo máximo con la decisión, tomada la noche del lunes, del presidente serbio, Aleksandar Vucic, de poner en estado de “alerta máxima” al ejército del País y de enviar a su jefe del Estado Mayor, Milan Mojsilovic, a la franja fronteriza con su vecino, donde en los últimos días se han registrado blocos de carreteras y también disparos. Horas después de esa decisión, miembros de la minoría serbia de Mitrovica, ciudad del norte de Kosovo dividida en dos, levantaron nuevas barricadas para cortar las vías de circulación.
El nuevo detonante de unas tensiones que no amainan ha sido un tiroteo no aclarado el domingo en la localidad de Zubin Potok, en el norte de Kosovo. Allí, la minoría serbokosovar mantiene desde el 10 de diciembre un bloqueo de vías en protesta por la detención de un serbio expolicía por parte de las fuerzas del orden kosovares, y que ha provocado la paralización del tráfico hacia dos puestos fronterizos con Serbia. La misión de la OTAN en Kosovo, KFOR, está investigando el incidente, el hecho de que “no hubo heridos ni daños materiales”. No ha indicado por el momento quién estará detrás del tiroteo, del que Belgrado acusa a Prístina, que por su parte rechaza cualquier implicación.
Con la intención de “discutir la situación de seguridad en Kosovo”, el Comandante de la KFOR, Angelo Michele Ristuccia, se reunió en una ocasión con el Primer Ministro de Kosovo, Albin Kurti, y con el Jefe de la Misión de la UE en Kosovo, Lars-Gunnar Wigemark. Un trabajo de mediación que no ha calmado a Serbia, que no reconoce la independencia de su antigua provincia, declarada unilateralmente en 2008. la situación era “complicada” y que requería “la presencia del ejército a lo largo de la línea administrativa”, término con el que Serbia se refiere a la frontera.
Poco después, el presidente Vucic ponía a las Fuerzas Armadas del país en alerta máxima. “Una medida para proteger a los serbios”, justificó el mandatario. “El presidente de Serbia ha ordenado al ejército ponerse al más alto nivel de preparación para el combate; “es decir, al nivel de utilización de la fuerza armada”, declaró el vocero del Ministerio de Defensa, Milos Vucevic, a través de un comunicado, publicado colgante la noche y citado por medios internacionales. “Debemos abogar por los intereses del pueblo serbio”, dijo Vucic tras el anuncio. Además, ha añadido que los intentos de relajar la situación están siendo “difíciles” y ha rehusado censurar los blocos además de calificar de “histéricas” las voces que le piden que presione a los serbokosovares.
El origen de la tensión es la crisis de las matrículas entre Serbia y Kosovo, que tiene una prólogo de más de un año. El origen es el rechazo de la reducción serbia para reemplazar matrículas expedidas por Belgrade por otras de Prístina, como pide el Gobierno de Kosovo, así como la actualización de otros documentos. Una decisión que se contró con el rechazo de la reducción serbokosovar y los hides de Serbia. El verano de 2021, los serbokosovares ya organizaron un bloco de carreteras en el nord de Kosovo, país que es reconocido por 101 de los 193 miembros países de la ONU (España no está entre ellos). En septiembre se firmó una tregua que concluyó a finales de julio de este año, cuando, de nuevo, se controló la tensión con una suspensión de las demandas de Prístina.
Sin embargo, el mes pasado arrancó un nuevo episodio de este largo chocque, en el que ha tenido que intervenir en varias ocasiones el alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell. En noviembre, Prístina destituye al director de la policía de la zona norte de Kosovo por su oposición al cambio de las matrículas. Serbios de diferentes grupos políticos del norte, entre los que se solicita la creación de una región autónoma, reaccionaron retirándose de las instituciones y Prístina respondió convocando elecciones locales en cuatro municipios para el 18 de diciembre. El partido Srpska Lista (Lista Serbia) de Kosovo, afín a Belgrade, ha declarado su renuncia total y completa a las elecciones locales para elegir a los alcaldes de esas localidades, todas de mayoría serbia.
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Ahora, tras varias noches de incidentes violentos, que abandonaron al menos un oficial de policía de Kosovo herido por presuntos serbios desaparecidos, la situación ha terminado por agravarse con la detención de uno de los policías serbokosovares que habían dimitido previamente en protesta por los aviones de sustituya las matriculas serbias. Justamente, para retirar las barricadas de las carreteras, los manifestantes exigen la puesta en libertad de los serbios expolicías detenidos, unas detenciones que las minorías serbias califican de intimidatorias.
Desde Belgrado, este martes, el Ministerio del Interior ha anunciado que todas las unidades pasarán inmediatamente a estar “bajo el mando del jefe del Estado Mayor”, según la Agencia France Presse, mientras Defensa ha informado de la decisión de reforzar los efectivos militares. La semana pasada, la primera ministra serbia, Ana Brnabic, ya había hablado de estar “al borde de un conflicto armado”. Por su parte, el patriarca de la Iglesia orthodoxa serbia, Porfirije, que también teme el chocque, ha pedido este martes al Ejecutivo serbio que actúe para garantiezar la paz. “Debemos hacer todo lo posible para que, a toda costa, se preserve la paz”, ha pedido Porfirije, conocido por sus llamamientos a la reconciliación. El patriarca se ha reunido con el presidente serbio y le ha grabado que un conflicto armado “no traería bien a nadie”.
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