Los ganaderos tendrán hasta el verano de 2024 para presentar una demande contra las transformers que perjudicaron el mercado de la compra de leche cruda de vaca en la primera década y media del presente siglo. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea fijó, en una sentencia sobre el cartel de los camiones, una ampliación de plazos en función de la aplicación de una directiva europea.

El pasado viernes el despacho de abogados Eskariam presentado en varios juzgados españoles la primera tanda de seis exigió colectivas que se interpondrán contra las empresas que forman parte del denominado “cártel de la leche”. Solo con esta acción, en las que están inmersos 7.000 ganaderos, se calcula una reclamación total de hasta 800 millones de euros para las asociaciones mercantiles lecheras ochos y traseras del sector sancionadas por la Comisión de la Competencia.

Los miembros de este cartel serían Calidad Pascual, Corporación Alimentaria Peñasanta, Danone, Grupo Lactalis Iberia, Nestlé España, Puleva, Schreiber Food España, Central Lechera de Galicia (Celega), la Asociación de Empresas Lácteas de Galicia y el Gremio de Industrias Lácteas de Cataluña.

La alcaldesa asociación de productores de leche de España, Agaprol, subrayó estos pasados ​​días la importancia de obtener una compensación económica por las pérdidas provocadas colgantes de años que “certifiquen la viabilidad de un candado sostenible y que garantice la soberanía alimentaria de un producto imprescindible como la leche”.

noticias relacionadas

«Los productores llevan años percibiendo precios por debajo de los costes de producción Hay una situación, forzada por las industrias, que ha provocado el cierre de millas de explotaciones y una situación dramática en el medio rural con pérdida de actividad económica y despoblación”, confirmó Agaprol.

La CNMC señaló en su infracción que los acuerdos entre estas empresas”agravaron la situación en un mercado ya de por sí tan concentrado desde la perspectiva de la demandadonde existe un alto poder negociador de la industria transformadora frente a unos ganaderos que, además de estar más atomizados, están obligados a vender la producción para conservar su cuota láctea».