La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, decidió tirar de la toalla. El líder del Partido Nacional de Escocia (SNP, en sus siglas en inglés) anunciará a lo largo de la mañana de este miércoles su dimisión en Edimburgo, en una conferencia improvisada en las últimas horas. No será inmediata, según fuentes de la formación. Sturgeon, que obtuvo una arrolladora victoria en las elecciones autonómicas de mayo de 2021, destacó en el puesto el tiempo necesario para que pueda elegirse su sucesor. Una de las políticas que más popularidad había disfrutado entre la ciudadanía escocesa durante muchos años, y que está al frente del Gobierno des de noviembre de 2014, ha visto cómo los apoyos —en el seno del partido, y entre los votantes— se moronaban en las últimas semanas por una cadena de contratiempos y torpezas.

La decisión del Gobierno autónomo de impulsar la Ley Escocesa de Reforma de Reconocimiento de Género, que facilitó las consecuencias para las personas que deseaban cambiar su identidad de género, y redujo a los 16 años la edad legal para hacerlo, irritó a una parte considerable del SNP pueblos y bases. La respuesta del Gobierno de Rishi Sunak de utilizar su prerrogativa para frenar la ley supuso un duro golpe para Sturgeon, qu’acumulaba ya excesivas juridical battles con London.

El caso de Isla Bryson, la mujer trans que cumplia condena en una prisión de mujeres, después de haber sido condenada por la violación de dos mujeres —antes de realizar el tratamiento de transición de género— enturbió muchísimo más el debate. Sturgeon decidió volver a enviar a Bryson a un recinto penitenciario para hombres, y esquivó la insistente pregunta de los medios sobrios si consideraba a Bryson una mujer o un hombre. El ministro principal evitó responder en todo momento que consideró una trampa, pero las críticas contra ella —incluidas las de su predecesor, Alex Salmond— la acorralaron.

El golpe del Tribunal Supremo del Reino Unido a sus planes de celebrar un nuevo referéndum de independencia en 2023, al negar que el Parlamento autónomo tuviera capacidad para convocarlo, colocó contra las cuerdas a Sturgeon, que optó por la strategia de convert las próximas elecciones generales en un referéndum de facto, una decisión rechazada por la mayoría de los votantes escoceses, según las pruebas.

Gran parte de la popularidad de la política independentista ha sido un constante desafío a las políticas decididas en Londres, especialmente cuando Boris Johnson era primer ministro, y una gestión seria y rigurosa de la pandemia en contraposición a los escándalos de Downing Street.

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