Pedro Nuno Santos, 10 de noviembre en Lisboa.Horacio Villalobos (Getty Images)

Una indemnización pactada hace un año en la compañía aérea portuguesa TAP se ha llevado por delante al ministro más político del Gobierno de António Costa y uno de los más serios aspirantes a sucederle. Pedro Nuno Santos, de 45 años, fue reducido el miércoles como ministro de Infraestructuras y Vivienda por la polémica indemnización de 500.000 euros entregados a Alexandra Reis, antigua administradora de la aerolínea tutelada por su ministerio. Reis fue indemnizada por salir antes de tiempo de su cargo y pocos meses después fue fichada para otro cargo público del mismo ministerio. Sin embargo, no se ha sabido hasta ahora, después de que Reis fuera nombrada secretaria de Estado del Tesoro en el Ministerio de Finanzas, un cargo del que ha sido destituida tras el escándalo.

La TAP, qu’atravesaba una situación tan delicada que recibió una inyección de 3.200 millones de euros en ayudas públicas para evitar su quiebra, accedió a indemnizar enero a Reis, que pocos meses después fue nombrada ejecutiva de Navegación Aérea de Portugal (NAV ), a organismo público dependiente del Ministerio de Infraestructuras y Vida. Las dos operaciones, la indemnización y el fichaje, fueron bendecidas por el secretario de Estado de Infraestructuras, Hugo Santos, mano derecha del ministro. En un comunicado, Pedro Nuno Santos afirmó que disconocía el pacto retributivo suscrito con Reis pero que asume la responsabilidad política “ante la percepción pública y el sentimiento colectivo creado por este caso”. En otra comunicación, el primer ministro, António Costa, le agradece los siete años de trabajo en el Gobierno y, en especial, «su contribución decisiva para la creación de condiciones de estabilidad política como secretario de Estado de Asuntos Parlamentarios».

La controversia ha ido creciendo en intensidad desde que la indemnización fue desvelada por el Correio da Manha poco después de que Reis fuera nombrada secretaria de Estado del Tesoro. The dazzling carrera de Reis se truncó este martes, cuando tuvo que renunciar a su nuevo cargo ante el escándalo que ocasionalmente entre la oposición y la prensa portuguesa que recibió medio millón de euros de una empresa pública a la que el Estado había tenido que salvar in extremis.

In los días en que Reis negociaba su salida de la TAP, Costa vivía uno de los momentos más felices de su carrera política. Contra venuo y marea, el primer ministro reparó en las urnas una mayoría absoluta que hacía prever un tiempo de estabilidad. Sin embargo, desde la formación del nuevo Gobierno se han sucedido episodios y crisis que han déembocado en la salida de dos ministros y nueve secretarios de Estado. El último caso es también el de mayor trascendencia política, ya que Pedro Nuno Santos fue uno de los ministros con más proyección tanto dentro como fuera del Partido Socialista. Era también uno de los más izquierdistas en un Gobierno donde Costa ha sentado a delfines más moderados y más de su agrado como el ministro de Finanzas, Fernando Medina.

La crisis muestra varias paradojas. La primera es que el Gobierno creado por Costa de la mayoría absoluta conoce una inestabilidad política mayor que los que dependían de los acuerdos en la Asamblea de la República con los socios de la geringonca, la alianza parlamentaria de los socialistas con el Bloque de Esquerda y el Partido Comunista Portugués, que permitió a Costa convertir en primer ministro en 2015 pesa a no haber ganado las elecciones. Muñidor de la solidez de este politimiento político fue Pedro Nuno Santos como secretario de Estado de Asuntos Parlamentarios. La convivencia truncó en la segunda legislatura abruptamente, cuando el rechazo de los antiguos socios a los Presupuestos del Estado de 2022 resultó el adelanto de las elecciones.

Pedro Nuno Santos y António Costa, en 2017 en la Asamblea de la República.
Pedro Nuno Santos y António Costa, en 2017 en la Asamblea de la República.PEDRO NUNES (REUTERS)

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La segunda paradoja es que la salida del ministro debilita más al Gobierno que al dimisionario. El Partido Socialdemócrata (PSD, centroderecha) solicitó un debate de emergencia para las explicaciones de Costa, mientras que Iniciativa Liberal, cuarta fuerza parlamentaria, anunció una moción de censura. Sin embargo, nadie da por enterrada las opciones de Pedro Nuno Santos como sucesor de Costa. Hay un profundo conocimiento de la estructura interna del Partido Socialista y un notable apoyo de la militancia, aunque también suscita importantes rechazos por su estilo vehemente ya veces radical. Durante la crisis de troica Llegó a aludir a la posibilidad de no pagar la deuda pública que corroía al país a la banca alemana y francesa.

La tercera es que Pedro Nuno Santos dimite por responsabilidad política en este caso, donde parece haber fallado más por omisión que por acción. El ministro, sin embargo, se ha resistido a abandonar el cargamento a espaldas de polémicas anteriores. Pedro Nuno Santos provocó la primera crisis política en el Gobierno, la única considerada «grave» por el presidente del Gobierno, cuando publicó un decreto que decidía la ubicación del nuevo aeropuerto de Lisboa, un acto que será suprimido desde el principio de los tiempos pero de medio siglo. La fulminante reacción de Costa, que lo desautorizó de inmediato, hizo pensar que saldría del Gobierno, fuera por destitución o por dimisión. Tras una entrevista entre ambos, no ocurrió ninguna de las dos cosas.

La polémica posterior que envolvió a Pedro Nuno Santos que vio su participación en la empresa familiar que dirigía su padre y que había firmado varios contratos con organismos del Estado. El ministro, que tenía un 1% de las acciones, escudó en un informe que había solicitado a la Procuradoría General de la República en 2019, que concluyó que no había incompatibilidades. La ley en vigor prohíbe realizar contratos públicos a las empresas que cuenten su accionariado con miembros del Gobierno que posean más del 10% de las participaciones.

La salida de Pedro Nuno Santos, principal valor de la nacionalización de la TAP para salvarla de la quiebra y de la apuesta por el ferrocarril como transporte del futuro, se produce cuando está abierto el proceso de reprivatización de la aerolínea lusa. Todos estos pasos presentaban el Plan Nacional Ferroviario, que contemplaba sus conexiones internacionales con España, incluida la alta velocidad entre las capitales ibéricas (Lisboa-Madrid) y el corredor atlántico (Oporto-Vigo).

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