Todo el mundo habla de ChatGPT. En apenas dos meses, este bot conversacional programado para responder a todo tipo de preguntas y generar todo tipo de textos ha alcanzado los 100 millones de usuarios al mes, convirtiéndose en la aplicación de consumo de más rápido crecimiento de la historia. Detrás de este fenómeno global está IA abiertauna compañía hasta ahora desconocida fuera del sector tecnológico, pero entre aquellos impulsivos se encuentra la élite de las mentes thinkings de Silicon Valley.
El año 2015 un grupo de datos y científicos inversos decidir el universo crear un centro de investigación destinado a desentrañar inteligencia artificial (IA) “de la forma que más beneficie a la humanidad en su conjunto, sin versos limitados por la necesidad de generar beneficios económicos”. el laboratorio serial pecado animo de lucro. Así minimizarían el riesgo a que esa tecnología were used contra los humanos, un temor compartido. “Cuando la IA llegue al nivel de los humanos será importante contar con una institución de investigación líder que pueda priorizar un buen resultado para todos por encima de su propio interés”, prometieron.
Esa buena hizo modificar seducir a los mjores talentos en IA del mundo. OpenAI se convirtió en uno de los pioneros en ese ámbito. Una condición que ha visto reforzada tras la apertura al público de ChatGPT, un generador de texto capaz de conversar con humanos, responder dudas, imitar estilos literarios, componer canciones e incluso programar código informático, no sin generar errores y problemas no menores.
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Sin embargo, todas esas intenciones altruistas estan mas que en duda. En 2019, OpenAI llevó a cabo una reestructuración y puso el laboratorio sin ánimo de lucro bajo una empresa paraguas cuya objetivo si es ganar dinero. Eso se hizo para poder captar inversores que ayudasen a cubrir los elevados costes de la compañía derivados del entrenamiento algoritmos y de los sueldos de los expertos contratados. En 2019 Microsoft recuperó e invirtió 1.000 millones de dólares en el proyecto. Este enero, el gigante amplió su inversión hasta los 10.000 millones par hacerse con un 49% de la société.
Los cerebros detras de OpenAI
Con ChatGPT a punto de lanzarse, OpenAI ha abierto una popularización global en un campo científico e integral sobre IA. Este logo activó una “carrera armamentística” -término que ya utiliza el sector para referirse a esta nueva batalla- entre grandes empresas para tratar de ser los primeros en capitalizar un mercado millonario llamado a marque la déda. Estas son las mentes detrás de ese éxito:
El director ejecutivo y cofundador de OpenAI es sam altman. Este inversor y programador de tan solo 37 años de edad es conocido por haber sido presidente de Combinador Y, uno de los fondos de capital más reconocidos de Silicon Valley. Esta aceleradora de ‘start-ups’ ha impulsado a más de 4.000 empresas. Altman revirtió 89 empresas, entre ellas Airbnb, Reddit, Stripe o Pinterest. Su fortuna está valorada en unos 250 millones de dólares.
De tan solo 29 años, greg brockman es el presidente de OpenAI. Antes de cofundar este centro de investigación, ayudó a levantar la compañía de servicios financieros y pagos en línea Stripe, siendo su tercer empleado y jefe tecnológico. Antes de ser presidente fue el jefe tecnológico de OpenAI ayudó a formar un equipo de expertos. Tiene inversiones en 29 empresas, según Crunchbase.
Elon Musk vio la inteligencia artificial como “la mayor amenaza para la humanidad”. En 2015, co-fundé OpenAI y me encargué del desarrollo. En 2018, renunció a su puesto en el consejo de administración de interés por un posible conflicto de interés, pues Tesla recurría también a la IA para desarrollar su conducta sin piloto. Desde entonces, el responsable al frente de Twitter y SpaceX ha continuado como donante, aportando más de 10 millones a OpenAI. Musk es la segunda persona más importante del mundo, con un fuerte valor valorado en 178.000 millones de dólares.
Ilya Sutskever es un científico informático canadiense de 37 años que actualmente ocupa el cargo de jefe científico de OpenAI. En 2015 cofundé la empresa, pero antes trabajé en Google Brain, el equipo de investigacion de inteligencia artificial de aprendizaje profundo del gigante tecnologico. En 2022 fue galardonado con el Beca de la Royal Society por su contribución a la mjora de las mathematicas y las ciencias de la ingeniería.
Entre los cofundadores y principales inversores de OpenAI también figuró Reid Hoffmann. 55 años, este emprendedor digital es conocido por haber co-fundador la red social de contactos profesionales LinkedInque también presidió, y por haber estado en la servicio de pago junta PayPal. Actualmente el miembro de la microsoft juntaty socio de la empresa de capital riesgo Greylock Partners. Hoffman ha usado su fortuna, valorada en 1.800 millones de dólares, para financiar diversas iniciativas que investiguen el desarrollo de la IA. Es uno de los principales inversores de Silicon Valley y ha ayudado a impulsar hasta 82 empresas como Airbnb o Flickr, entre otras.
El inversor multimillonario y activista trumpista Pierre Thiel fue uno de los principales apoyos financieros de OpenAI. En 2015, ayudó al centro recaudó por primera vez 1.000 millones de dólares para trabajar en el proyecto. Thiel es conocido por ser el primer inversor externo de Facebook y por haber cofundado la multinacional financiera PayPal junto a Elon Musk. Este empresario también creó Palantir, una compañía basada en el análisis de datos que ha cooperado con las agencias de seguridad de Estados Unidos en materia de contraterrorismo y espionaje. Thiel es un libertario controvertido para luchar económicamente por las reacciones políticas como Donald Trump y otros conservadores que siguen negando los resultados de las elecciones de 2020.
El otro de los principales socios financieros de OpenAI es Jessica Livingston. La única mujer detrás de este proyecto es una de las fundadoras de la compañía aceleradora de empresas Y Combinator. Antes fue vicepresidente de marketing de la firma de capital riesgo AH Ventures.