¿Ni el lugar ni la hora? La cumbre sobre la protección de los bosques tropicales organizada el 1oh y el 2 de marzo en Libreville, bajo la égida de Francia y Gabón, abre en un ambiente lastrado por la dimensión política que adquiere el evento para los opositores al régimen de Ali Bongo Ondimba. A seis meses de las próximas elecciones presidenciales, previstas para agosto de 2023, el viaje del presidente francés, Emmanuel Macron, y la afluencia de personalidades extranjeras invitadas a esta One Forest Summit se perciben como un gesto inoportuno de apoyo a un líder de Estado en disputada reelección. en 2016 y cuyo control familiar sobre el país suma, con el ejercicio de su padre, Omar Bongo (desde 1967 hasta su muerte, en 2009), cincuenta y cinco años.

A pocos días de la reunión, la comitiva de Emmanuel Macron trató de aclarar el tema asegurando que el presidente no había venido “ni dub ni estigmatizar a nadie” y permaneció fiel a su doctrina consistente en «hablar con todos». El propio presidente se defendió de hacer una “viaje electoral”durante la presentación de las grandes líneas de su política africana para su segundo mandato, el lunes 27 de febrero.

país precursor

La realización de la cumbre se decidió durante la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) en noviembre de 2022 en Sharm El-Sheikh, Egipto. Para París, debe ser un paso en la implementación de los compromisos internacionales contraídos para enfrentar el cambio climático y el colapso de la biodiversidad, destacando el papel que pueden desempeñar los sumideros de carbono de los bosques. Y, en particular, la formada por los bosques de África Central, cuya capacidad de absorción de dióxido de carbono -1.500 millones de toneladas al año, o el 4% de las emisiones globales- supera ya a la de Europa Amazonia.

Gabón, cuyo territorio cubre poco más del 10% de la cuenca del Congo, es considerado pionero en la gestión sostenible de los bosques y la protección de la biodiversidad, con la creación, a principios de la década de 2000, de unas diez reservas naturales, la prohibición, diez años más tarde, de la exportación de madera en bruto o incluso la exigencia de certificación de concesiones forestales. Opciones que le permiten hoy presentarse como «el país más ‘carbono positivo’ del mundo».

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Un éxito que califican, sin embargo, algunos observadores, como el economista del Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD) Alain Karsenty, recordando que Gabón es un país petrolero con poca población, con 2,2 millones de habitantes90. % concentrado en las ciudades. Esto la resguarda -a diferencia del gigante vecino de la República Democrática del Congo (RDC)- de la principal causa de la deforestación: el empuje de los frentes agrícolas para alimentar y proporcionar dendroenergía a una población de casi 100 millones de personas.

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