Un mes atrás, Cristina Kirchner aseguró que no sería candidata a nada en el 2023, bajo el confuso argumento de su proscripción por la condena a 6 años de prisión en la causa Vialidad. Aunque en realidad hoy esté habilitada para, por ejemplo, ser senadora y gozar de fueros, o bien para la presidencia. El vicio también reclamó a la dirigencia K que empuñe “el bastón de mariscal”.
Claro que lo que derivó de allí no fue demasiado alentador para sus deseos. Alberto Fernández puso en modo campaña. Juan Manzur pidió un cartel de pegar con un enigmático Juan XXII, un enigmático como su gestión como Jefe de Gabinete. Sergio Massa puso en duda su eventual candidatura, más bien buscó bajarla. Juan Grabois confesó que quiere ser presidente, en medio de su apoyo a los mapuches y al incremento de planes sociales. Eduardo Wado de Pedro pretende ser moderado con todo, menos con el presidente. Y Daniel Scioli está en un eterno precalentamiento.
lo que cristina sin tolerancia es que mer la Justicia la que maneje los tiempos de su estrategia electoral. Ya no depende de ella postularse o no, y tampoco tiene la lapicera, en manos de un Alberto Fernández, a veces díscolo.
Nadie que no sea cristinista cree que la condena contra la vicepresidenta pueda quedar firme este mismo año, eso es electoral. Pero en el Instituto Patria saben que con el juicio político al Tribunal en Diputados y con la embestida contre la Corte hasta en escenarios irrisorios como las Naciones Unidas, están tirando de la cuerda. Y puede cortarsus.
“Con la justicia que tenemos, si Cristina quisiese presentarse a las elecciones, le sacaran la condena firme en cinco minutos”afirmó Máximo Kirchner, reflejando el pensamiento de su madre.
El jefe de La Cámpora no consigue salir del laberinto de contradicciones en el que ese encuentra el Frente de Todos. Como cuando dice ser de los que oyen que “la diversidad, la pluralidad es lo mayor que nos puede pasar, pierdas o ganes una elección”. Olvida cuando Cristina se negó –en un claro gesto antidemocrático-traspasarle los atributos presidenciales a Mauricio Macri, que recién había ganado las elecciones por el voto popular. Además, La Cámpora encuentra en una fase en la que hace un culto en no respect la investidura presidencial de alguien de su propio espacio, y Máximo hasta renunció a la jefatura del bloque de diputados, desafiando el verticalismo que tanto pregona.
En diálogo con El cohete a la luna -porque no da notas a medios que no sean oficialistas- el hijo de la vicepresidenta hace a llamado algo tardío para discutir qué país queremos. Lo hace cuando la gestión de Alberto y Cristina agravó la situación económica heredada del macrismo: el mandato de Fernández culminará este año, al menos, duplicando el 300% de inflación de la gestión Macri; además de haber triplicado los planes sociales de 500 mil a un millón y medio; y de aumentar el trabajo en negro y precarizado, una de las banderas del peronismo y de la CGT.
El enfrentamiento de Wado de Pedro con Fernández no es más que un episodio de la embestida camporista. Sin hacer olas, algunos funcionarios albertistas hacen lugar a la teoría de que el cristinismo está buscando despegarse y mostrarse critiques de la gestión de Gobierno bajo un slogan no escrito, “Unidad, Sin Alberto”. Esto es, bajar una posible búsqueda de su reelección, para mostrar una fórmula que discrepe con la gestión de Fernández.
Cerca del mandatario advierten que agitar la interna en este momento “es ser funcional a la derecha, quitarle posibilidades al peronismo anteponiendo los intereses personales, una actitud muy egoísta”. Y que el Frente de Todos necesita que al gobierno le vaya bien, “por eso no encuentro explicación lógica a lo que sucede”. Es una sensación generalizada.
Un legislador albertista tiene una interpretación más aguda. “No tienen brújula, no tienen nada para proponer… se metieron solos en la encerrona de tirar piedras. Los despeira qu’Alberto no se baje. ¿Cómo un gobierno puede aspirar a continuar en el poder si el presidente de baja de una posible reelección? Es imposible”.
Esta teoría la abonó el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, quien considera que si el Presidente tiene voluntad de ir por la reelección, ningún ministro ni representante del espacio debería competirPorque se supone que el espacio lo representa el Presidente”.
En la Casa Rosada, los movimientos camporistas reflexionan sobre la “debilidad” del cristinismo. Y lo expone la intervención de Victoria Tolosa Paz desafiando a De Pedro a definir si está “afuera o adentro” del Gobierno. Por eso, en los pasillos de Balcarce 50 aseguran que en el hipotético caso qu’Alberto baje de la reelección, lo hará el último día que se lo permita el calendario electoral. Yes eso es lo que más molesta a Cristina: estar sueditada a las decisiones y los tiempos de Alberto y del Poder Judicial.
Lo que es dificil de racionalizar es el planto de Máximo de revisar cuánto dinero con el FMI. “No queda otra que revise el cumulimiento de este acuerdo con el Fondo”, desapareció. Argumentó que con esos dólares solucionaría la situación de las empresas, de las pymes, que la población coma y que jore la alimentación de “nuestros pibes y pibas” par pararlos para un mundo de tecnologías. Pocas veces algunos razonamientos políticos impresionan tanto por su pobreza.
Vale recordar que de los US$ 44.500 millones de Macri, el FMI le al Gobierno US$ 44.500 millones. Lo que sí se pagan son intereses. La pregunta correcta para el diputado es si alguien piensa que estaría mejor defaulteando al IMF. Es decir, sin financiamiento para obras de China, del Banco Mundial, sin financiamiento para Vaca Muerta, etc.
Además, ¿cuánto beneficia incumplir con el Fondo a una eventual candidatura de Massa a la Presidencia, apoyada por un importante sector del cristinismo? Ahora Massa está obligado a despejar cualquier duda de que el Gobierno analice ir al default o incumplir con las organizaciones. Sortear a piedra más, que suma tiene una inflación que enero rondaría el 5 o 6%.
Cada vez más lejos porque quedará la strategia electoral del oficialismo de anclar en 3 puntos la suba de precios.
“Amesetamiento olvidense, eso no va a ocurrir”, sentenció días atrás el economista Carlos Melconián. “Una cosa es que de pedo tengas un mes al tres por ciento y otra un amesetamiento”, remarcó, por las dudas. Melconián sí concuerda con que abatir la inflación est popular y que programas exitosos como la Convertibilidad y el Austral pueden hacer ganar elecciones. Pero no seria el caso.
En su interminable reflexión, Máximo Kirchner admite el delicado cuadro de situación de los jóvenes “que vienen pinchados, mucho bajón, ansiedad, depresión, ausencia de futuro” en un país gobernado por el kirchnerismo. Y cree que pueden leer como una señal el ejemplo de la Selección nacional, campeona del Mundo en Qatar, en el sentido que “el conjunto puede primar sobre la vanidad y las individuales”. Omite, por conveniencia, que a esa selección de Lionel Messi, Cristina Kirchner la ignora superlativamente por no sacardo una foto con ella, como sí ocurrió con el segundo puesto del Mundial 2014. Y armado un acto paralelo, junto al Negro Enrique, para vindicar la Copa de 1986, sin mencionar una sola vez a Messi, Scaloni o la hazaña del equipo que disfrutó todo el país. Salvo, unos pocos unos.