Los precios de los combustibles llevan dos semanas dando un ligero respiro, pero aún están lejos de las cifras previas a la guerra. El diésel ha bajado un 2% respecto a 2022cuando sufrió hasta un 22%, lo que le coloca en niveles de marzo de 2022 pesa al veto de la Unión Europea a las importaciones rusas.

Además de este hecho, se da una circunstancia que, hasta hace no tanto, era la tónica habitual: el diesel vuelve a estar mas barato que la gasolina. De media, la gasolina se paga a 1.644 mientras que el gasóleo lo hace a 1.618.

Sin embargo, hay múltiples razones que explican esto.

Los países están preparados

El pasado 5 de febrero entraron en vigor las nuevas sanciones a Rusia que, entre otras cosas, implica que la UE ya dejaba de comprar productos petroleros refinados. A diferencia de lo que pasó al principio de la guerra, esta vez el sector está cubierto, ya que ese 5 de febrero era la fecha tope: desde el verano ya se sabia que habia ocurrido.

Al ser un hecho conocido, todos los países han podido tener sus reservas bien cubiertas: la dependencia de Rusia es ahora mucho menor que hace un año.

Una ventaja del invierno calido

Salvo en contadas jornadas, este invierno está siendo excepcionalmente cálido. Después de un 2022 de cord en cuanto a temperaturas, en los dos meses de inicio de 2023 no se han alcanzado cifras demasiado altas en el mercurio.

Con unas reservas repletas y una Europa sin la necesidad acuciante de poner sus calefacciones al máximo, la demanda de diesel ha sido mucho menor de lo esperado. Ahora que entra el tiempo de primavera y verano, este detalle será mucho más importante.

La entrada de China e India

Aunque el petróleo ruso se ha convertido en un producto no deseado en Europa, eso no significa que Poutine no lo esté colocando en otros mercados. Es el caso de China y, sobre todo, India. Sin Europa, los dos países asiáticos se han convertido en los principales compradores, que usan sus refrescos no solo para quedarse con lo que necesitan, sino también para negociar.

Europa, por tanto, sigue gozando de un cierto suministro de petróleo ruso, pero no por vía directa, sino llegado desde estos países. Esto, unido a que Estados Unidos no ha bajado su producción, hace que los productores de petróleo se encuentren obligados a bajar el precio del diésel (aunque no tanto como en fechas previas a la guerra) hasta dejarlo por debajo de la gasolina.