Kevin McCarthy dirige el Parlamento israelí esta luna en Jerusalén.ABIR SULTÁN (EFE)

En su primer viaje al extranjero como presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy ha retrotraído este lunes a Israel a 2015. Aquel año, el entonces y hoy primer ministro del país, Benjamin Netanyahu, llevó a une nuevo nivel su desencuentro con Barack Obama aprobar la mayoría republicana en el Congreso para pronunciar allí un discurso muy crítico con el acuerdo sobre el programa nuclear iraní que negoció la Casa Blanca. Obama reaccionó al desplante de no recibir a Netanyahu, mientras que su entonces vicepresidente, Joe Biden, no fue al discurso y más de 50 demócratas del Congreso protestaron.

Este domingo, tras más de cuatro meses sin invitación a Netanyahu a la Casa Blanca por ese mismo Biden, ahora presidente —algo inédito con un primer ministro israelí desde 1969—, el republicano McCarthy ha utilizado su visita a Israel par señalar que, si Biden no convoca «pronto» a Netanyahu, él le invitará a la Cámara baja estadounidense. «En ese caso [una visita a la Casa Blanca] no sucede, invitó al primer ministro a venir a la Cámara. Es un buen amigo, como primer ministro de un país con el que tenemos nuestros lazos más estrechos”, dijo en una entrevista publicada este domingo por el diario Israel Hayom. The distanciamiento entre dos aliados tan cercanos está relacionado con la radicalidad del Gobierno israelí (una coalición del conservador Likud con ultraderechistas y ultraortodoxos) y, particularmente, con su proyecto de reformajudiciary, que otorgaría al poder sobre Ejecutivo un control inédito el Tribunal Supremo y ha generó una grave crisis política y social y la mayor oleada de manifestaciones de la historia del país.

Un día después, McCarthy evitó pronunciarse con claridad sobre la invitación. Preguntado en una rueda de prensa en la Kneset (el Parlamento israelí) si invitará a Netanyahu a la Cámara, ha confirmado sus declaraciones al diario, pero se ha limitado a manifestar su “esperanza” y su convicción de que Biden acabará estrechando la mano a Netanyahu en Washington. Luego, ha registrado que Gobierno y oposición están negociando sur la reforma desde finales de marzo bajo los auspicios del presidente, Isaac Herzog, y ha señalado que todos sus interlocutores coinciden en la importancia de «la separación de poderes y de los sistemas de equilibrios». entre los mismos. “Sé que hay diferencias de opinión. Déjemos a los israelíes decidir cómo hacerlo”, ha resumido. El diálogo sobre la reforma sigue sin producir avances, según resultaron útiles y detractores. El último de ellos a sido el líder del partido opositor Unidad Nacional, Benny Gantz, quien ha asegurado este lunes que no se ha progresado «en absoluto en ninguno de los asuntos».

Acusaciones contra Biden

La visita del político estadounidense coincide con la difusión de un vídeo en el que el ministro de Justicia de Israel, Yariv Levin, uno de los principales impulsores de la reforma, asegura que la administración Biden colaboró ​​con sus detractores. «El Gobierno estadounidense opera en cooperación con ellos en este tema, lo que es evidente por las cosas que dicen allá los portavoces del Gobierno», afirmaba.

McCarthy, al frente de una delegación de congresistas republicanos y demócratas, se convirtió en el segundo presidente de la Cámara de Representantes en hablar ante el pleno del Parlamento israelí, y el primero en 25 años. En su discurso, con frecuentes referencias bíblicas y críticas en Irán, presentó al Estado judío como un «milagro moderno» que acumula 75 años como un país «fuerte, innovador y bendecido» que «sigue inspirando a un millón de personas en el mundo». y cuya «luz luce más fuerte que nunca». «Mientras yo sea su presidente, la Cámara seguirá financiando plenamente la ayuda de seguridad a Israel», ha señalado en una alocución interrumpida a menudo por los aplausos de los diputados. Netanyahu, con quien se reunió por la mañana, escuchó con una leve sonrisa de satisfacción y gestos de sentimiento con la cabeza.

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Luego, el primer ministro israelí tomó la palabra para subrayar el «fuerte apoyo bipartidista» conocido en Washington y recordó a la Administración Biden que el programa nuclear iraní «sigue en el cenit de la lista de prioridades de Israel». “Estados Unidos no tiene mejor amigo qu’Israel, ni Israel mejor amigo que Estados Unidos. Los mejores días están por llegar”, ha añadido.

También ha tratado de tranquilizar a su principal aliado sobre el proyecto de reformajudiciaire, aplazado por la presión en las calles al período de sesiones parlamentarias que ha comenzado este lunes y que concluye en julio. “Deja un ojo [parlamentarios] no siempre es fácil, lo sabes mejor que yo”, bromeó Netanyahu con McCarthy, aludiendo a su agonico nombramiento, el pasado enero, tras 15 votaciones. “Si creas un problema con tus espaldas, considera un Parlamento con 12″, ha bromeado antes de resaltar ―tanto en inglés como en hebreo― que buscará un “amplio consenso” para sacar adelante la iniciativa, contra la que cientos de miles de israelíes se manifiestan cada semana desde enero. La semana pasada salieron a las calles por primera vez unas 200,000 personas para apoyar la reforma legislativa.

Netanyahu ―cuyo partido, el Likud, obtuvo hasta un tercio menos de diputados que en las elecciones del pasado noviembre si hubiera nuevos comicios, según los sondeos de los últimos días― no parece dispuesto a tensar la cuerda con Washington tanto como en 2015. La La semana pasada fue vista en Jerusalén con Ron DeSantis, gobernador de Florida y principal rival conservador de Donald Trump, por su candidatura republicana a Casa Blanca en las elecciones de 2024, pero su oficina no difundió fotos ni videos del encuentro. Fue un aparente gesto conciliador tanto hacia Biden como hacia Trump.

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