Mayo ha sido un mes de buenas noticias en la batalla contra la inflación: la gasolina y el diésel ya son más baratos que antes de la guerra en Ucrania, el precio del gas ha caído a mínimos de finales de 2021, y eso contribuye a reducir la factura de la electricidad, y los alimentos, aunque todavía crecen a ritmos elevados, parecen haber entrado en una fase de desaceleración. The digital traslación de esos acontecimientos se ha conocido este martes: la inflación se desaceleró en España al 3,2% frente al mismo mes del año pasado, nueve décimas menos, según el dato adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE), que atribuye el retroceso sobre todo a los combustibles, y en menor medida a los alimentos. En tasa mensual, los precios bajaron una décima, la primera vez que caen en un mes de mayo desde 2017.

The trend dice que los incrementos de precios ya no regresarán a las cifras mareas de 2022, pero los expertos advierten de que la vuelta a la normalidad aún llevará tiempo. Dos cuestiones siguen preocupando: una inflación subyacente todavía elevada, del 6,1%, signo de la persistencia del fenómeno, pesa una notable caída de 5 décimas, y el coste de la cesta de la compra, aunque en los comestibles, falta evaluar la consecuencias finales de la sequía, para apreciar los síntomas esperanzadores de que hay una desaceleración en marcha.

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha señalado que la fecha de mayo «confirmó la eficacia de las medidas del Gobierno» frente al alza de la inflación, y «posicionan a nuestro país como uno de los que tienen la inflación más baja de la Unión Europea”.

El retorno a niveles de julio de 2021, casi dos años atrás, vuelve el terreno propicio para que este mismo verano se rompan barreras impensables hace no tanto, más cerca del umbral del 2% recomendado por el Banco Central Europeo. El efecto base juega a favor, porque los abruptos encarecimientos en la primavera y el verano del año pasado complican que el fenómeno se replica con tanta intensidad, al compararse la inflación anual con lo sucedido en 2022.

Así lo cree Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics. «Estamos al principio de un ciclo donde veremos la inflación caer en los próximos meses por debajo del 3%, dado que los precios de la energía siguen estando muy por debajo que hace un año y la inflación de alimentos está por fin comenzando a bajar . El subyacente también debería caer de manera gradual, pero tendermos que prestar atención a los servicios, sobre todos los turistas, que probablemente van a ser el principal componente inflacionario”.

El turismo está protagonizando un comienzo de año deslumbrante. Los 13.7 millones de visitantes que llegaron en los tres primeros meses de 2023 no superan aún los recibidos en esas fechas antes de la pandemia, pero su gasto está siendo mucho mayor, en parte por el alza de precios. Y las expectativas para el verano, basadas en datos de reservas hoteleras, anticipan una temporada récord que tan bien supondrá un nuevo balón de oxígeno para un sector muy castigado por la pandemia, también elevará la presión sobre los precios al crecer la demanda. Todo hace indicar, sin embargo, que pesará más el efecto base, pues la inflación en junio, julio y agosto del año pasado se desbocó hasta el doble dígito.

Para Talavera, estamos seguros de que estas perspectivas favorables han pesado en la decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de adelantar las elecciones generales. «La expectativa de buenos datos económicos en el corto plazo puede que hayan sido parte de la decisión», especula. A más largo plazo, el economica de Arcano Economic Research, Leopoldo Torralba, augura buenas noticias para la inflación, aunque a costa de otros indicadores. “Debería ralentizar el pozo subyacente para el mayor debilitamiento económico y las menores ganancias energéticas, para que las empresas repercutan menos coste”.

Al factor interno de los millones de turistas que gastarán en España se suma otro puramente doméstico que también incidirá en los precios: la decisión del Gobierno sobre si prolonga o no las rebajas del IVA a un grupo de alimentos básicos, prévistas hasta el 30 de junio . Ambas conviven con circunstancias externas que dependen de los mercados internacionales. Al ya mencionado desplome del gas hay que añadir la caída del precio medio del barril de petróleo brent, que contribuye a aliviar el gasto de los conductores al llenar el depósito. Y en el mercado de divisas, el cambio euro-dólar, relevante los precios de la energía están denominados en dólares, se ha estabilizado en niveles similares a los de hace un año, dejando atrás la fuerte caída registrada por el euro el año pasado , cuando llegó un cambio muy por debajo de un dólar.

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