Cormac McCarthy falleció el martes 13 de junio a los 89 años en su propiedad de Santa Fe (Nuevo México), anunció su editor. Con este gigante de las letras americanas desapareció uno de los escritores más influyentes de su tiempo, citado como modelo por novelistas tan dispares como Daniel Kehlmann, Junot Diaz, David Vann o Marcus Malte.

Autor de una decena de novelas, además de guiones para películas y series, no persiguió la notoriedad, él que odiaba más que nada la exposición mediática y los círculos literarios. Los prefería a la compañía de científicos del Instituto Santa Fe, un centro de investigación independiente en Nuevo México, que había sobrevivido desde 1999 y del cual era miembro de pleno derecho.

Negándose a participar en festivales literarios y sesiones de firmas, reacio a explicar el contenido de sus obras, con el argumento de que todo lo que había que entender ya estaba allí, concedió raras entrevistas, incluida solo una, televisada, a Oprah Winfrey en la ocasión. del lanzamiento de La carretera (L’Olivier, 2008): novela postapocalíptica también un largo poema metafísico, inspirado en sus conversaciones con su hijo pequeño John, y coronado con el Premio Pulitzer en 2007.

Chozas sucias y moteles

Gracias a este programa, muchos estadounidenses descubrieron a este escritor reservado, de voz suave y ojos gris verdosos, reconociendo, incómodo frente a la popular locutora, que esta historia de una odisea de un padre y su hijo por paisajes desolados, fue también, más allá de su mensaje catastrófico, una » historia de amor «. Le roman est devenu culte à travers le monde (48 traductions et 4 millions d’exemplaires vendus rien qu’aux États-Unis), creusant la voie d’une nouvelle veine dystopique en littérature, au cinéma, et même dans l’univers des vídeo juegos.

Así como evitaba la esfera pública, McCarthy desdeñaba la actividad remunerada fuera de la escritura. Rechaza sistemáticamente todas las propuestas de colaboración de las universidades, privándose así a sabiendas de relevos y subvenciones. Por lo tanto, conoce la pobreza desde hace años, con gran disgusto de sus esposas (corta tres). Se informa que vivió en chozas y moteles sucios, bañándose en lagos, lavando ropa en lavanderías y cortándose el cabello él mismo.

Durante mucho tiempo, el hombre al que se ha comparado a menudo con JD Salinger (1919-2010), Thomas Pynchon o incluso Don Delillo por su legendaria discreción, tuvo que contar únicamente con el reconocimiento de unos pocos fans, cuyo círculo, sin embargo, fue ampliándose por en libros, y académicos, quienes le dedicaron muchos trabajos.

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